Seguro que a todos os suena que David Copperfield hizo desaparecer la Estatua de la Libertad durante un tiempo. Bien, pues eso es un juego de niños en comparación con lo que viene.
Hace unos años, se detectó un gran disco de polvo alrededor de una estrella llamada TYC 8241 2652. Dicha estrella se encuentra a unos 460 años luz de distancia, y se sabe (¡o se sabía!) que era jóven: estos discos gruesos de polvo alrededor de las estrellas son los lugares en los que ocurre la formación de planetas, así que esta estrella es algo así como un embrión de Sistema Solar.
Sin entrar en mucho detalle, diremos que la presencia de estos discos se detecta porque "añaden emisión infrarroja" a la luz que cabría esperar de una estrella desnuda. El disco fue detectado allá por el 1983 utilizando el satélite astronómico de infrarrojos IRAS (InfraRed Astronomical Satellite), y durante 25 años ha estado emitiendo este exceso en el infrarrojo que comentábamos antes.
Sin embago, los resultados obtenidos desde el observatorio Gemini, una nueva misión infrarroja conocida como WISE (Wide-field Infrarred Survey Explorer) y el telescopio espacial Akari han demostrado que prácticamente todo el polvo del disco ha desaparecido en los últimos dos años.
Para hacernos una idea de lo extraño del fenómeno, los modelos que formación de discos y planetas predicen que los discos tienen unos tiempos de vida del orden del millón de años (con el tiempo van desapareciendo porque el material que los compone pasa a formar parte de los planetas que se forman en su interior, o es dispersado poco a poco por la luz de la estrella). Sea como sea, un disco con una masa de varias decenas (o cientos!) de veces la masa de Júpiter no debería esfumarse en un par de años...
Hace unos años, se detectó un gran disco de polvo alrededor de una estrella llamada TYC 8241 2652. Dicha estrella se encuentra a unos 460 años luz de distancia, y se sabe (¡o se sabía!) que era jóven: estos discos gruesos de polvo alrededor de las estrellas son los lugares en los que ocurre la formación de planetas, así que esta estrella es algo así como un embrión de Sistema Solar.
Sin entrar en mucho detalle, diremos que la presencia de estos discos se detecta porque "añaden emisión infrarroja" a la luz que cabría esperar de una estrella desnuda. El disco fue detectado allá por el 1983 utilizando el satélite astronómico de infrarrojos IRAS (InfraRed Astronomical Satellite), y durante 25 años ha estado emitiendo este exceso en el infrarrojo que comentábamos antes.
Sin embago, los resultados obtenidos desde el observatorio Gemini, una nueva misión infrarroja conocida como WISE (Wide-field Infrarred Survey Explorer) y el telescopio espacial Akari han demostrado que prácticamente todo el polvo del disco ha desaparecido en los últimos dos años.
Impresión artística del disco de polvo
detectado por IRAS y su reciente "desaparición".
Crédito: Observatorio Gemini/ AURA, trabajo artístico por Lynette Cock
Crédito: Observatorio Gemini/ AURA, trabajo artístico por Lynette Cock
Para hacernos una idea de lo extraño del fenómeno, los modelos que formación de discos y planetas predicen que los discos tienen unos tiempos de vida del orden del millón de años (con el tiempo van desapareciendo porque el material que los compone pasa a formar parte de los planetas que se forman en su interior, o es dispersado poco a poco por la luz de la estrella). Sea como sea, un disco con una masa de varias decenas (o cientos!) de veces la masa de Júpiter no debería esfumarse en un par de años...
Esquema de lo que "se ve". En el eje x tenemos representadas diferentes longitudes de onda, que es algo así como "diferentes colores o frecuencias de la luz". En el eje y tenemos el brillo, así que las curvas nos dan idea de "cómo de brillante es el objeto" o "cuánta luz nos llega" en diferentes rangos del espectro. En azul tenemos la estrella, y en rojo tenemos el disco. Como os comentaba antes, si os fijáis en el punto que está marcado como "2008" veréis que está muy por encima de donde se esperaría que esté la estrella a esa "longitud de onda" (10 micras), y por lo tanto había un "exceso en el infrarrojo". Sin embargo, en el 2012 el brillo se ha reducido drásticamente hasta acercarse mucho al nivel que esperamos para la estrella.
Imagen tomada del artículo del descubrimiento en Nature.
Lo más divertido del asunto es que a día de hoy no existe ninguna teoría capaz de explicar el fenómeno de forma convincente (aunque sí hay algunos escenarios que pueden servir "de parche" por el momento). Según comentan los autores del descubrimiento, esta desaparición es equivalente a que ¡en dos años desapareciesen los anillos de Saturno!
Lejos de ser una mera curiosidad, este descubrimiento puede estar diciéndonos claramente que todavía hay errores considerables en nuestro entendimiento de cómo se forman los planetas.
Algo así, pero a lo bestia...
Créditos: Joy Pollard / Observatorio Gemini /AURA
Para saber más:
- Noticia en la página web del Observatorio Gemini (en español)
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