Lo que a algunos les cuesta una pasta en cosméticos y operaciones estéticas, nuestro satélite lo ha conseguido sin el menor esfuerzo: un artículo publicado en la revista Nature parece indicar que la Luna es unos 200 millones de años más joven.
Está como nueva.
El análisis de una roca lunar traída por la misión Apolo 16 (sí, todavía hay un montón de datos por estudiar de estas misiones) por un equipo de investigación del Centro de Formación Planetaria y Estelar de la Universidad de Copenhague liderado por James Connelly parece indica que la idea de que la Luna se formó a la vez que el Sistema Solar (hace unos 4560 millones de años) no es correcta.
Según la teoría actual, la formación de la Luna se produjo tras la colisión de un cuerpo de un tamaño parecido al de Marte con la Tierra en las primeras etapas del Sistema Solar. Debido a este tremendo choque, gran cantidad de material incandescente fue lanzado al espacio y posteriormente fue agrupándose hasta formar la Luna, que en aquél momento tenía un océano de magma. Este fue solidificándose, dejando los materiales menos pesados en la superficie y dando lugar a la apariencia que hoy tiene nuestro satélite.
Sin embargo, el estudio publicado recientemente parece contradecir esta teoría: mediante datación de un tipo de roca lunar conocida como FAN (anortosita ferrosa o ferroan anorthosite), el equipo de investigación ha calculado una edad de unos 4360 millones de años. Se estima que esta roca es el material más antiguo sobre la superficie lunar (se recoje de cráteres para asegurar que es material del interior del satélite). Sin embargo, las muestras de FAN estudiadas hasta ahora estaban compuestas de un único mineral, plagioclasa, lo que hace menos fiable la edad estimada. En el caso de esta investigación, la muestra contiene también piroxeno, permitiendo calcular la edad de la piedra utilizando los dos compuestos por separado. Al encontrar que los resultados son compatibles en ambos casos, la medida es mucho más consistente. Además, un dato curioso es que esta "nueva edad" de la Luna coincide con la de las rocas más antiguas encontradas en la Tierra, sugiriendo que la formación de la corteza de nuestro planeta y su satélite se produjo más o menos al mismo tiempo.
De cualquier modo, parece que no conocemos tanto de nuestro compañero orbital como pensábamos.
Fuentes:
- Nature (el artículo completo, en inglés)
- Astronomy Now
- Science Daily
- El Mundo
Según la teoría actual, la formación de la Luna se produjo tras la colisión de un cuerpo de un tamaño parecido al de Marte con la Tierra en las primeras etapas del Sistema Solar. Debido a este tremendo choque, gran cantidad de material incandescente fue lanzado al espacio y posteriormente fue agrupándose hasta formar la Luna, que en aquél momento tenía un océano de magma. Este fue solidificándose, dejando los materiales menos pesados en la superficie y dando lugar a la apariencia que hoy tiene nuestro satélite.
Sin embargo, el estudio publicado recientemente parece contradecir esta teoría: mediante datación de un tipo de roca lunar conocida como FAN (anortosita ferrosa o ferroan anorthosite), el equipo de investigación ha calculado una edad de unos 4360 millones de años. Se estima que esta roca es el material más antiguo sobre la superficie lunar (se recoje de cráteres para asegurar que es material del interior del satélite). Sin embargo, las muestras de FAN estudiadas hasta ahora estaban compuestas de un único mineral, plagioclasa, lo que hace menos fiable la edad estimada. En el caso de esta investigación, la muestra contiene también piroxeno, permitiendo calcular la edad de la piedra utilizando los dos compuestos por separado. Al encontrar que los resultados son compatibles en ambos casos, la medida es mucho más consistente. Además, un dato curioso es que esta "nueva edad" de la Luna coincide con la de las rocas más antiguas encontradas en la Tierra, sugiriendo que la formación de la corteza de nuestro planeta y su satélite se produjo más o menos al mismo tiempo.
Anortosita ferrosa lunar en el
Museo de Historia Natural de Washington.
Museo de Historia Natural de Washington.
Todo lo anterior pone en entredicho la idea que tenemos de la formación de la Luna, ofreciendo varias posibilidades nuevas: o nuestro satélite se solidificó mucho después de lo que creemos, o la teoría de la existencia de un océano de magma que se solidificó es incorrecta, o estas rocas no son el material maś antiguo que puede encontrarse allí.
De cualquier modo, parece que no conocemos tanto de nuestro compañero orbital como pensábamos.
Fuentes:
- Nature (el artículo completo, en inglés)
- Astronomy Now
- Science Daily
- El Mundo
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