El Sol se despierta

19/8/11
Los asiduos a las noticias astronómicas habréis notado un montón de información sobre erupciones solares últimamente. Seguramente también hayáis leído frases como "el Sol se está despertando" o cosas así. ¿Pero qué quiere decir esto?

El Sol, como todas las estrellas o la propia Tierra, tiene ciclos (¡ojo, que no quiere decir que las estaciones en la Tierra tengan que ver con esto!). El tema es un poco más complicado, porque en este caso existen varios tipos de ciclos con muy diversa duración, lo que además complica bastante el proceso de medida. Por ejemplo, ¿cómo mediríais un ciclo que tarda 100 años en completarse?. Más complicado, ¿no?

El ciclo más famoso es el de las manchas solares (en la entrada sobre el Sol tenéis más información sobre estas alucinantes formaciones), que básicamente consiste en que el Sol no muestra siempre el mismo número de manchas. Puede parecer algo sin mucha relevancia...pero la verdad es que la tiene. El número de manchas del Sol nos da una idea de lo activo que está: a más manchas, mayor actividad.



Voy a poner una gráfica, pero que nadie se asuste,
que aquí se ve perfectamente el ciclo de las manchas solares:
en rojo se muestra la irradiancia del Sol (potencia/m², da una idea
de la energía que emite) a lo largo de los años.
Y en azul el número de manchas solares.
La relación es bastante clara...¿verdad?


Este ciclo dura aproximadamente 11 años (si os fijáis en la gráfica de arriba, la diferencia entre dos máximos coincide con esto). Hay que decir que la diferencia entre el máximo y el mínimo en la energía que nos llega del Sol es muy pequeña y que al ser un período relativamente corto, no hay cambios apreciables en la Tierra (vamos, que no hay veranos de 10 ºC más por esto), pero sí que existen efectos más importantes que comentaré después.

Como ya dije antes, existen más ciclos en el Sol. El más importante seguramente sea el Ciclo de Gleissberg, que dura entre 72 y 83 años. Las variaciones que provoca en el Sol son más o menos del estilo del de las manchas solares, pero como su duración es mucho mayor este sí provoca cambios en el clima: por ejemplo, el famoso Mínimo de Maunder (un periodo de excepcional calma del Sol) que duró entre 1666 y 1700 y que tuvo un efecto suficiente como para causar lo que se conoce como Pequeña Edad de Hielo. También se conocen otros mínimos de este tipo, como el de Spörer o el de Dalton. De hecho, se piensa que el Sol ha pasado por 18 mínimos de este tipo en los últimos 8000 años. Lo más curioso de todo esto es cómo se sabe que estos mínimos existieron, ya que algunos datan del 1500: cuando hay menos actividad solar llegan menos partículas aceleradas a la atmósfera. Por norma general, estas partículas desencadenan una serie de partículas que terminan con la creación de, por ejemplo, el famoso carbono catorce (¹⁴C, el de las dataciones de restos arqueológicos). Como durante esos mínimos llegaban menos partículas, la cantidad de ¹⁴C generado es menor, y estudiando por ejemplo los anillos de los árboles podemos saber cuándo se produjeron.



Vale, otra gráfica, pero también sencillita: los números de abajo son años desde el momento actual (por ejemplo, el número 0 corresponde a ahora, el número 200 al año 1800,...). La línea negra da la cantidad de ¹⁴C. Como véis, ¡los mínimos coinciden con los del Sol!.


Por ahí arriba os dije que después os hablaría de la importancia de los ciclos de las manchas solares, y es que aunque no provoquen cambios en el clima, si tienen otros efectos importantes: las manchas solares son un indicador de que el Sol está activo, y eso significa erupciones solares y/o CME (Coronal Mass Ejection o Eyecciones de Masa Coronal). Para muestra, un botón:



Eyección de masa coronal.
El Sol está en el centro de la imagen,
oculto artificialmente
para que su brillo
no impida ver el impresionante
chorro de
materia que se emite.
Tomad pepinazo, terrícolas.

Estas erupciones están formadas por un montón de partículas aceleradas a velocidades considerables (¡entre 20 y 3000 km/s!), y forman un viento solar que interacciona con la atmósfera de muchas formas, por ejemplo creando las increíbles auroras boreales. Sin embargo, no todo es tan bonito: un viento solar fuerte puede provocar tormentas magnéticas que afecten instrumentos de satélites, afecten a astronautas en el espacio, y si es suficientemente potente incluso causar problemas en las comunicaciones en la Tierra. Por esto mismo conviene tener bien controlado al astro rey: en los últimos años el Sol ha estado muy tranquilo (de hecho, durante mucho tiempo no ha mostrado ni una mancha solar), pero parece que está empezando a entrar en un máximo del ciclo. En los últimos meses se han detectado varias erupciones de distintas magnitudes (porque sí, existe una clasificación en función de su potencia), y parece que van en aumento.

Pero que nadie se alarme. En los últimos años se ha avanzado muchísimo en la tecnología de predicción y protección contra los efectos de estas erupciones, y a día de hoy ya es posible proteger a los satélites de posibles "efectos no deseados". De hecho, ya se habla de predicciones del "tiempo solar". Así que nada de preocuparse, y a disfrutar del espectáculo.



Como para alucinar, ¿eh?.




Erupcion de clase X (la más potente)
que ocurrió el 9 de agosto de este año.

Extras:

- Hace tan solo un día, uno de los módulos del observatorio solar STEREO (Solar TErrestial RElation Observatory) captó por primera vez la apariencia de una tormenta solar desde "lejos". No os lo podéis perder.



- Si os gustan este tipo de imágenes, os recomiendo fervientemente la página del SDO (Solar Dynamics Observatory), que os permite ver el Sol ahora mismo en distintas longitudes de onda y tiene una galería impresionante.



Créditos de las imágenes: SOHO (SOlar and Heliospheric Observatory), STEREO (Solar TErrestial RElation Observatory) y SDO (Solar Dynamics Observatory).

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