Hogar, dulce hogar

25/9/09
Y es que lo primero es lo primero: nuestro planeta.


La Tierra, vista desde la nave Apollo 17

La Tierra es el tercer planeta del Sistema Solar. Tiene forma de esfera ligeramente achatada por los polos, con un radio medio de unos 6.400km, y se compone de una corteza rocosa, que no llega a los 100km de espesor, un manto de peridotita que se extiende hasta 2900km de profundidad, y por último un núcleo metálico (con una parte externa líquida y una interna sólida) compuesto por hierro y niquel, donde se crea el campo magnético terrestre. Se estima que se formó hace unos 4570 millones de años, más o menos a la vez que el Sol y el resto de los planetas. Además, tiene un único satélite natural, la Luna.

Nuestro planeta describe una órbita elíptica (una circunferencia un poco achatada) alrededor del Sol, y tarda 365,25 días en dar una vuelta completa (es decir, un año). A este movimiento se le denomina traslación, y si medimos la distancia media del planeta a la estrella, veremos que nos movemos a unos 150 millones de kilómetros de ella. Pero además, la Tierra gira sobre si misma en un movimiento conocido como rotación, y dura un día (23 horas, 56 minutos y 4 segundos). Sin embargo, el eje de rotación está inclinado (unos 23º) con respecto al plano en el que la Tierra orbita alrededor del Sol, lo cual hace que a lo largo del año el planeta no esté iluminado por igual, causando las estaciones. Por último, el movimiento de la Tierra está ligeramente afectado también por otras pequeñas perturbaciones, que hacen que todo lo anterior no sea exacto (en otra entrada hablaré sobre los movimientos terrestres un poco más en serio).




Órbita de la Tierra alrededor del Sol.

Quizás lo más destacable de la Tierra, aquello que la convierte en un lugar único, sea la existencia de agua líquida en su superficie, su atmósfera, y el campo magnético terrestre. La primera es la que ha permitido el desarrollo de la vida tal y como la conocemos. Solemos llamar a la Tierra "el planeta azul", y no estamos equivocados: tres cuartas partes de su superficie están cubiertas por agua, que además de ser biológicamente indispensable para la vida, contribuye a estabilizar la temperatura del planeta. Sin embargo, el agua por si sola no sería suficiente para que nosotros estuviésemos aquí: la atmósfera y el campo magnético nos mantienen a salvo de la intensa radiación solar, que de otro modo haría imposible nuestra existencia. Es una pena que estemos consiguiendo que nuestro planeta se convierta poco a poco en un lugar inhabitable para el ser humano.



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